La rinitis alérgica es una enfermedad grave que en épocas primaverales se convierte en toda una epidemia. Las humedades en casa juegan un papel muy importante en su proliferación y por su culpa esta dolencia respiratoria nos puede afectar mucho más de lo normal. Si las eliminamos, estaremos mejorando nuestra salud.
La lista de síntomas que nos pueden dar la pista de que padecemos rinitis alérgica es larga y la mejor forma de asegurarnos de su diagnóstico es acudir a un profesional médico, a nuestro centro de salud o a un hospital. En un primer momento, aparece picazón en la nariz y otras mucosas, como los ojos, la boca y la piel. Asociado a esto surgen los problemas con el olfato y rinorrea, es decir congestión nasal, estornudos y también ojos llorosos.
A medida que pasa el tiempo, los síntomas pueden aumentar. La nariz taponada y la tos son los problemas respiratorios más frecuentes, que además derivan en dolor de garganta e incluso oídos taponados. Los ojos, además de sufrir picores, también se hinchan y se rodean de círculos oscuros. Los peores síntomas llegan con el dolor de cabeza, que nos puede dejar totalmente K.O. Finalmente, está la fatiga y la irritabilidad, que nos afectan totalmente y no solo a algunas partes del cuerpo concretas.
Para combatir la rinitis alérgica y en general cualquier alergia, un método efectivo y que no tiene que ver con medicarse consiste en evitar la fuente que nos provoca la alergia. Los alérgenos, es decir, las sustancias que nos llevan a padecer este tipo de enfermedad, son muchos y muy variados, pero hay algunos relacionados directamente con los problemas de humedades en el hogar. Por ejemplo, los ácaros del polvo son uno de esos bichos que no debería molestarnos lo más mínimo en nuestro día a día pero que pueden ser un peligro cuando hablamos de rinitis alérgica. Estos microscópicos animales viven en el polvo y la humedad es su hábitat preferido, así que la combinación de uno y otro hace que proliferen. Cuantos más ácaros hay en el ambiente, más peligrosos son, pues potencian todos los problemas respiratorios y de alergias que podemos tener.
Pero no solo los ácaros crecen con las humedades y nos complican la vida con la rinitis alérgica. También el moho, que surge en las paredes, techos y otros rincones de los hogares con humedades, contribuyen a que enfermemos. El moho y sus esporas contribuyen a que los síntomas de todas las enfermedades respiratorias en general y la rinitis alérgica en concreto sean mucho peores.
Por todas estas razones, una de las maneras más efectivas de asegurarnos de que vivimos en un ambiente lo más saludable posible es erradicar las humedades de nuestra vivienda. Sin humedades en casa, nos aseguramos de vivir en un espacio donde los ácaros, el moho y el ambiente malsano que repercute negativamente en nuestra salud desaparecen. Para conseguir eliminar las humedades, la mejor fórmula es acudir a expertos que sean capaces de diagnosticar si la humedad que padecemos está formada por condensación, infiltración o capilaridad. De este modo, podrán atacar las humedades de la forma más efectiva, garantizando que no volvamos a padecerlas… ni a ellas, ni a las enfermedades que traen consigo.