Los problemas de humedades tienen diferentes fases de gravedad y exigen diferentes tratamientos. Las fases, los procedimientos y la prevención tienen fijadas sus miradas en nuestra actualidad. La presencia de la COVID-19 nos ha llevado a buscar información sobre su incidencia y nos tiene en vilo, atentos a las noticias.
Un problema, el de la información, que siempre nos ha acompañado y desde la irrupción de internet ha subido varios enteros en importancia. Sin embargo, el exceso de información tiene doble filo: contrastar los datos y saber definir las fuentes es, ahora, casi tan importante como la propia información.
Tendemos a simplificar los problemas comunes. Es cierto que la solución a las humedades es tan sencilla como eliminar su origen, pero antes hay que determinar muchas variables importantes: cómo, por qué y cuándo.
El tiempo es un aliado de las humedades
Uno de los factores principales que agravan los problemas de humedades es el tiempo y el descuido. Un simple charco en el suelo puede ocasionar serios problemas en nuestras paredes si no eliminamos ese exceso de humedad. El tiempo es una variable difícil de medir y suscita una pregunta compleja de responder: ¿hace cuánto que tienes esa humedad en la pared?
Esta pregunta, tan sencilla como esencial, es la clave para diagnosticar y tratar las humedades. Y es una respuesta que siempre tenemos que coger con pinzas.
¿Cómo podemos conocer el tiempo de una humedad?
Mediante los síntomas. Aunque tenemos que analizar muy bien el origen de esos síntomas y asociarlos al tipo de humedad.
Humedades recientes o puntuales
Son aquellas humedades que se generan en momentos determinados y por sucesos concretos. El ejemplo más sencillo es el de las humedades por condensación. Las gotas de agua que se forman por las diferencias de temperatura, y que generan exceso de vapor, son un síntoma muy sencillo de detectar. Si esas gotas desaparecen lentamente o no lo hacen es síntoma de que nuestro hogar no evacua bien el exceso de humedad.
Otros síntomas, como colada que se seca lentamente o textiles húmedos en armarios, después de episodios de lluvia o frío, pueden indicar problemas de humedades recientes. Las gotas de agua o los pequeños charcos pueden tener un origen fácil de detectar, pero pueden suponer un problema si no se tratan. El agua tiende a filtrarse o subir por los capilares de los materiales y producir otro tipo de daños.
La importancia del diagnóstico preventivo
Síntomas como las nombradas gotas, la sensación de frío o un incremento en la factura de la calefacción suelen indicar un problema del hogar para lidiar con las humedades. Sin embargo, el problema de las humedades es tan común (estudios en los que hemos participado sitúan problemas de humedades en uno de cada tres edificios) que tendemos a restarle importancia o buscar soluciones caseras.
Por eso el diagnóstico es la mejor herramienta de defensa. Además, del diagnóstico gratuito de Murprotec nuestro bono de ayuda social, lanzado durante la pandemia de COVID-19, te ayuda a lidiar con las humedades y sus problemas.
Se suele decir que a problemas comunes soluciones comunes. Pero las humedades pueden ser un problema mucho más grave de lo que creemos.