“No hay mal que por bien no venga” y “conoce a tu enemigo” serán dos de las frases más típicas que estarán acudiendo a la cabeza de muchos agricultores en estos momentos.
Porque a nadie se le escapa que durante este verano hemos atravesado algunas olas de calor bastante contundentes. Normalmente, el calor y la falta de humedad no son buenas cartas de presentación para las cosechas. Pero a los agricultores del olivo estas condiciones climatológicas les han venido como anillo al dedo. Alejando una de las preocupaciones máximas en forma de insecto: la mosca del olivo.
Como casi cualquier insecto, la alta humedad favorece su proliferación, así que condiciones secas y de baja precipitación son idóneas. Si extrapolamos este conocimiento a nuestros hogares, podríamos hacer frente a muchas de esas plagas que tanto nos molestan.
Un momento. ¿Convertir nuestro hogar en un yermo de calor y sequedad? No sería demasiado bueno para la salud de nuestra familia. ¿Entonces?
Nos convertiremos en los perfectos conocedores de los amigos de las humedades.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones de los invitados premium a las fiestas de las humedades: hormigas, cucarachas, ácaros o pulgones. Pero no podemos olvidar que de vez en cuando a las fiestas llegan invitados más excéntricos.
Es el caso de los gorgojos y los pececillos de plata.
Los primeros, también conocidos como picudos, no dejan de ser una especie de escarabajos que, fundamentalmente, se alimentan de la madera y la materia vegetal de las plantas. Aunque son inofensivos para el ser humano, pueden ser muy dañinos para nuestros muebles o estructuras de madera si no los controlamos.
Como siempre, recomendamos mantener la atención sobre posibles focos de humedades. En el caso de los gorgojos, habituales de jardines, debemos controlar los lugares donde almacenamos nuestras plantas (terrazas, patios).
Revisar que la ventilación es la correcta, y que paredes y suelos evacuan el agua propia de la condensación y la lluvia. Hay que recordar que la fotosíntesis vegetal refuerza el proceso de condensación y, por tanto, el peligro de crear humedades por este motivo.
Aunque los gorgojos nos puedan parecer los menos peligrosos y peliagudos de los aliados de las humedades, no olvidemos que su habilidad para comer madera puede ser muy dañina.
Los pececillos de plata comparten con sus vecinos gorgojos la cualidad de inofensivos para el ser humano. Aunque son bastante más desagradables y dan una imagen de falta de higiene.
Aunque no es de los más comunes entre los habituales a las reuniones de adictos a las humedades, los pececillos cada vez son más frecuentes.
Estos insectos deben su nombre a su color gris plateado. Tienen dos antenas muy largas y son rapidísimos. Huyen de la luz y, adivinad: adoran las humedades.
La combinación de rapidez, gusto por la oscuridad y amor por las humedades, les hace unos espías bastante escurridizos.
Pero conocidos sus gustos, conocido el método para prevenirlos. Los pececillos son habituales en esos lugares donde la oscuridad y la falta de atención son más evidentes. Áticos, sótanos o altos de armario son lugares donde las filtraciones o la capilaridad pueden hacer estragos. Y un lugar idóneo para que aparezcan estos indeseados visitantes.
Por eso, para evitar fiestas molestas, lo mejor es aprender a conocer al enemigo y seguir todas las pautas del perfecto agente contra las humedades.