Llega el fin de semana y toca hacer planes. Dejar la ciudad por unos días y escaparse a la naturaleza puede ser una gran opción, aunque también un oasis que se va difuminando del horizonte a medida que nos acercamos al viernes. Algo parecido ocurre con exprimir al máximo las actividades y opciones culturales que nos ofrecen las urbes donde vivimos. Teatro, cine y salidas con amigos en lugares nuevos sería un plan perfecto si todos tuviéramos las mismas posibilidades económicas. Sin embargo, más de lo mismo, llega el día y unos pueden y otros no, unos quieren gastar y otros están apretándose el cinturón. En definitiva, los días libres pasan y seguimos sentados en el sofá mirando la televisión sin más, creyéndonos aburridos y desdichados.
Toda crisis es una oportunidad, por eso ahora es el momento perfecto para rescatar las bicis aparcadas durante años y salir con ellas, explorar los parajes naturales de los aledaños que aunque muy cercanos nunca los hemos paseado o visitar museos en horario free. Hay planes baratos para todos, es cuestión de dejar la pereza a un lado y atreverse con cosas nuevas.
Es curioso que todos estos planes que planteamos supongan además de un ahorro económico, un ahorro medioambiental. Si dejamos el coche a un lado y sacamos la bici estamos quitando del aire ese CO2 que tanto daño nos hace. De la misma manera, si preferimos pasear, correr por un parque o apuntarnos a algún equipo de cualquier deporte que nos saque de casa los fines de semana, nos haga pasar un rato con los amigos y, además, nos mantenga en forma. Y es que claro, cuanto más tiempo pasemos en casa, más luz, más calefacción y más agua gastamos. De nuevo, un gasto para el bolsillo que también repercute en la ecología y en la sostenibilidad medioambiental.
Peor aún, en esas casas frías. Ahora bien, ¿de dónde proceden esas corrientes de aire que nos ponen la piel de gallina? Algunas veces parece que compartimos habitación con fantasmas, por el frío que en ellas sentimos. Sabiendo que los fantasmas no existen, probablemente se trate de otra presencia invisible: la humedad. Sin necesidad de tener manchas negras en las paredes o pintura desconchada, podemos sufrir un exceso de humedad que hay que controlar si queremos volver a sentir calidez en nuestro hogar. Una vez más, los encargados de traer el bienestar a casa vienen con tratamientos eficaces y patentados debajo del brazo. Murprotec al rescate.