Los remedios “infalibles” pueden ser más peligrosos que los problemas o enfermedades que buscan subsanar. Las soluciones definitivas y los productos milagro son ese tipo de cosas que medran cuando los problemas asoman. En fechas recientes hemos tenido un ejemplo claro a efectos, cómo no, de la omnipresente COVID-19.
Las máquinas de ozono se presentaban como un medio eficaz de acabar con la transmisión del virus y desinfectar diversas superficies. Hecho que se rectificó cuando diversos organismos no incluyeron el ozono dentro de las recomendaciones. Sus efectos nocivos y la falta de contraste científico le pusieron en esa dudosa lista de productos “milagro”.
Pero no solo el coronavirus es un firme acaparador de este tipo de soluciones. Hay otros problemas, clásicos y habituales, que llevan enfrentándose a este tipo de afirmaciones peligrosas mucho tiempo.
Es el caso de las humedades. Un problema tan habitual y conocido, que el saber popular ha incluido en su lista de más buscados.
En la mayoría de nuestras intervenciones nos encontramos con soluciones o medidas que prometen acabar con las humedades y acaban siendo una molestia.
Parches milagrosos
Existen algunas soluciones constructivas muy interesantes para luchar contra las humedades pero que se aplican mal. Un caso muy conocido es el de las cámaras bufas y las cámaras de pladur. Esta es una solución bastante extendida en zonas subterráneas, como garajes o trasteros, que consisten en cámaras anexas a las paredes que crean una barrera de aire y temperatura y que evitan que en las paredes interiores aparezcan eflorescencias y malos olores. ¿Elimina eso las humedades?
Este tipo de soluciones no pueden acabar con un foco de humedades. Lo desplazan o lo aíslan, pero no lo eliminan. Además desplazan el riesgo a otras zonas.
Cámaras bufas a examen
Es una solución técnica bastante relevante cuando el foco de las humedades está fuera de la ecuación, pero no es una solución para eliminar las humedades. Las cámaras bufas son un sistema de aislamiento eficaz que se ha llevado, por el desconocimiento, al abanico de soluciones contra las humedades.
La falsa sensación de seguridad y el enmascaramiento de los síntomas de las humedades han hecho de este sistema un grave problema en algunas ocasiones. Nos hemos encontrado con problemas estructurales en pilares e incluso cimientos en edificios con cámaras bufas. Antes de colocar este tipo de soluciones hay que asegurar que los focos de humedades están erradicados.
No es pladur todo lo que reduce
Otra de las soluciones habituales, sobre todo en inmuebles de grandes ciudades, son las cámaras de pladur. Un reclamo barato que asegura poder acabar con las humedades.
En primer lugar hay que saber que no todas las planchas de pladur son antihumedad. Y en segundo lugar, las planchas que sí lo son solo desplazan la humedad y el agua, no la eliminan.
En un momento en el que el pladur se utiliza para todo, dejarse llevar por planchas antihumedad puede ser un gran peligro. Al igual que pasa con las cámaras bufas, son soluciones de aislamiento correctas, siempre y cuando las humedades ya estén eliminadas.
Antes de dejarse llevar por remedios “infalibles”, productos “milagro” y consejos “definitivos” hay que contar con la opinión de profesionales que llevan enfrentándose a problemas reales más de 70 años.