Los datos que se obtienen de diversos medios, reflejan que aproximadamente el 60% de las viviendas de España fueron construidas ante de 1979. En aquella época no se prestaba tanta atención al aislamiento térmico, y no fue hasta mucho más tarde (casi rozando el paso de siglo), cuando se pusieron los medios y las normas para evitar todos los problemas derivados de estas construcciones.
Un aislamiento deficiente, a priori, puede parecer no demasiado problemático. Pero si atendemos a conservación energética, lucha frente a problemas estructurales y facilidad para la presencia de humedades, hablamos de temas muy serios.
La causa más habitual de presencia de humedades en un vivienda es la condensación
La condensación se origina por la diferencia térmica de temperatura entre la vivienda y el exterior, y es agravada por el uso cotidiano de la vivienda (baño, cocina, plancha).
Un excesivo vaho en los cristales, desconchones en el alicatado o manchas, son signos inequívocos de un problema de condensación. Una buena ventilación en muchas ocasiones es suficiente. Pero no contar con un aislamiento correcto o un sistema de extracción de vapor de agua, puede suponer muchos problemas.
Pero aunque la condensación es muy habitual, también es el caso más sencillo de solucionar de raíz. Sin embargo, las humedades por filtración lateral y por capilaridad, son harina de otro costal.
Las humedades por filtración lateral ocurren cuando la vivienda se encuentra en contacto con la tierra circundante
El agua accede al edificio por pequeñas infiltraciones en la construcción. Puede darse de manera habitual en zonas soterradas (como garajes y trasteros). Puede afectar de gravedad a la estructura del inmueble y suponer un peligro.
Las manchas, la humedad ambiental o los desperfectos en la pintura son señales a controlar en este caso. Hay que tener en cuenta que este tipo de humedades pueden afectar a la estructura y conviene evitar remedios caseros que solo complican las cosas más adelante.
Por último, las humedades por capilaridad son las más peligrosas y difíciles de detectar. El agua asciende por la estructura de la vivienda, a través de poros en la construcción. Sus síntomas son muy parecidos al resto de humedades y podemos detectarlo con un control activo de nuestra vivienda y, sobre todo, los lugares más atractivos para la humedad (altos de armarios, habitaciones sin ventilación, sótanos).
Normalmente la capilaridad está asociada a otros tipos de causas de humedades
Si detectamos un problema de este tipo es el momento de contar con la atención de profesionales. No solo para el diagnostico y remedio, si no para evitar que una solución parcial o deficiente suponga un problema de gravedad estructural.
Alejar las humedades de tu vida no es una cuestión a tomar a la ligera. Cortar el problema de raíz y tener sistemas para evitarlo en un futuro hará que tu vida sea más segura y confortable.