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¿A cuánto el kilo de moho?

Moho en casa - Humedades

El moho vive en La Tierra desde hace mucho más tiempo que nosotros. Es un tipo de organismo que, sin embargo, no nos gusta demasiado.

Sabemos que Alexander Fleming supo darle una buena utilidad al moho Penicillium, y que el moho es esencial en el ciclo de los alimentos (sí, se alimenta de la podredumbre) y eso da lugar a algunos de los mejores quesos del mundo. Pero seguramente sean más conocidos por ser agravantes de enfermedades respiratorias, alergias y ese tan poco agradable olor a humedad.

Precisamente la humedad es una de las variantes necesarias para que el moho prolifere. La humedad debe ser superior al 60%, pero las esporas del hongo son muy resistentes y pueden sobrevivir en extrema sequedad. La oscuridad es otro de los factores esenciales. La presencia de luz detiene el crecimiento biológico del moho.

¿Te suena ese armario al fondo de la habitación donde guardaste esas toallas que no se habían secado del todo? Sí. El olor a humedad te acaba de dar tal bofetada que aún estás intentando recordar cuándo guardaste las toallas.

En realidad la presencia de moho, y ese olor tan desagradable, es mucho más común de lo que creemos. Cualquier exceso de humedad, sumado a falta de luz, hace que el moho prolifere.  Alimentos en mal estado, colada sin secar, o agua que se cuela por fisuras o grietas, son suficientes para que esa mancha negra empiece a crecer.

No es lo mismo tapar que curar

Es normal recurrir a los remedios caseros. Nadie quiere organizar una cena en casa con amigos y que el baño huela a “cerrado”. Una mala imagen de higiene que nos hace recurrir a remedios, que en realidad no lo son.

Porque recurrir al bicarbonato, el limón, la canela o la vainilla es una opción que cubrirá el olor del moho durante un tiempo, pero desde luego no acabará con la humedad que alimenta al hongo, no podrá hacer que la zona sea más luminosa y, desde luego, no acabará con el moho (aunque el limón tiene cierto efecto desinfectante).

También podemos recurrir a técnicas más “sofisticadas”. Es conocido el efecto de la sal como secante o la función de los deshumidificadores en espacios cerrados. Una buena idea para eliminar la humedad excesiva, pero que no acaba con el origen de la humedad.

El moho nos hace un favor

Porque es uno de los indicadores más comunes de un problema de humedades. Las manchas negras en techos o paredes y el olor a humedad nos están diciendo que hay agua en nuestro hogar, en un lugar donde no debería haberla. La mejor solución para acabar con el moho, su desagradable olor y  sus consecuencias es eliminar una de sus fuentes de crecimiento: acabar con la humedad desde su origen.

“Muchas de las intervenciones que realizamos tienen como origen la presencia de moho y el olor que genera” dicen desde Murprotec, empresa líder en tratamientos antihumedad. “Es habitual que sea en viviendas con personas con alergias o problemas pulmonares” aclaran.

Al igual que para acabar con un fuego hay que eliminar alguno de sus pilares (oxígeno, temperatura o combustible), con el moho ocurre lo mismo. Un ambiente con la humedad controlada y una ventilación correcta tendrá muchas posibilidades de mantener al hongo a raya. Pero cuando ya lo tenemos en casa, lo mejor es recurrir a profesionales que acabarán con las humedades causantes de su presencia en un abrir y cerrar de ojos.

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