No cabe duda de que las plantas decoran la casa y ayudan a purificar el aire de los hogares, pero al igual que las mascotas, no hay que descuidarlas, ya que a la mínima falta de atención se marchitan y dejan de cumplir la labor por la que las colocamos en el interior de nuestras casas. Por eso, os dejamos algunas recomendaciones para que las plantas de interior no mueran:
– Eliminar los parásitos. Un truco es colocar algunos fósforos clavados cabeza abajo dentro de la maceta. De esta forma, el azufre que contienen los fósforos destruirán poco a poco los molestos parásitos sin provocar ningún daño a la planta.
– Mejorar los nutrientes. Al igual que las personas, las plantas necesitan vitaminas. Para ello, podemos reforzar la tierra con abono que podemos fabricar nosotros mismos mezclando en un recipiente hojas caídas de árboles, césped, café molido usado, tierra y un poco de agua.
– Curar los tallos heridos.
– Espantar insectos. No hace falta usar insecticidas, una manera más natural de hacerlo es colocando hierbas aromáticas como jazmín, lavanda, sauco, perejil, orégano o albahaca.
– Quitar pulgones. Estos insectos frenan el crecimiento de la planta, así que para que eso no ocurra y lograr que los pulgones no se posen más sobre nuestro jardín, es suficiente con un chorro de agua con jabón para que caigan al suelo.
– Limpiar las plantas. Basta con quitar el polvo de las hojas, pasar un trapo o una esponja humedecida en agua a temperatura ambiente y secar con un trapo limpio y seco para que las plantas no pierdan su aspecto vivaz.
Además, la temperatura, la luz y la humedad del lugar en el que coloquemos las plantas son fundamentales para que éstas puedan crecer sanas. Tanto daño pueden hacerles la falta como el exceso. Especialmente dañina es la humedad ambiental en exceso. Al igual que a las personas, una vivienda con humedades puede provocar problemas en la salud de la planta, llevándola a su pudrición, ya que la capacidad de absorción del ser vivo no es ilimitada.