En verano, cuanto más calor hace, más aumenta la humedad, ya que, cuando la
temperatura sube, la evaporación es menor. Por eso tenemos más sensación de
bochorno.
Cuando hay un porcentaje muy alto de humedad y la temperatura es alta, la
condensación se reproduce en las paredes y en los suelos, y puede provocar graves
daños en las casas.
Los materiales y muebles de madera, sobre todo, son los que más lo acusan porque
se retuercen, se deforman y se hinchan. También la pintura se desconcha, aparecen
manchas negras y, en la mayoría de los casos, surgen los malos olores.
Acudir a los expertos antes de que el problema empeore es la mejor solución y así lo
recomiendan los profesionales de Murprotec.