La música forma parte de nuestras vidas, y como tal, está muy presente en nuestros hogares. Podemos escucharla a través de la radio, poniendo uno de nuestros discos favoritos o en el mejor de los casos, tocando un instrumento.
Para los músicos, tanto noveles como profesionales, un instrumento es un objeto de un valor incalculable. Hay que cuidarlo, mantenerlo correctamente y estar pendiente de las condiciones en las que lo guardamos. Porque ya sabemos como le sienta a la madera el exceso de humedad, y nuestros instrumentos de arco, no iban a ser una excepción.
Muchas veces, nos hemos podido percatar, que al cambiar de una manera brusca el ambiente en el que encontramos y almacenamos los instrumentos, observamos nuestros violines, violonchelos o contrabajos (entre otros) desafinados y con unos sonidos muy diferentes a los que estamos acostumbrados a escuchar. Estos problemas, son el inicio de lo que nos espera si no tratamos de una manera correcta nuestros problemas con la humedad.
La madera, debido a su estructura de fibras, es un elemento higroscópico, es decir, que absorbe o elimina humedad para intentar equilibrar su contenido de agua con el del ambiente. Esto se traduce en modificaciones en su estructura y morfología.
Hay diferentes partes en este tipo de instrumentos, que responden de una manera dispar a los efectos de la humedad. Diferentes componentes (abeto, arce, ébano o la cola de juntas), tienen diferentes evoluciones a distintas celeridades que pueden provocar tensiones, dejando a la larga, secuelas en los sonidos que emitimos.
También tendremos que tener en cuenta la antigüedad de nuestro instrumento. Uno nuevo será mucho más sensible que uno antiguo a los cambios de humedad, pero uno más antiguo correrá mucho más peligro debido a la pérdida de flexibilidad de la madera, lo que provocará que las tensiones se acentúen mucho más.
Por tanto, en cuanto la humedad ambiental comienza a ser excesiva, las células de madera empiezan a llenarse de agua, aumentando el peso relativo y haciendo que la estructura se haga mucho más blanda. La principal consecuencia de este proceso es la generación de un sonido mucho menos claro, ya que la madera ha perdido capacidad de vibración.
Además, hay que sumar el hecho de que el instrumento se hincha, dando problemas bastante graves a nivel de sonoridad si la puesta a punto no es la adecuada. Y cuanto mayor sea la humedad, peores serán las consecuencias de estos problemas, haciendo que los instrumentos no lleguen a sonar como debieran.
Por eso, tenemos que prestar atención a las humedades en nuestro hogar, buscando soluciones a los excesos, para que cada nota de nuestro instrumento, sea la necesaria para emocionar a nuestros espectadores.