Siendo la provincia andaluza que tiene el menor porcentaje de visitas turísticas de la comunidad, un poco por encima del 3%, no se puede dejar de lado el imponente patrimonio artístico y cultural de la provincia, que incluye dos poblaciones que son Patrimonio histórico de la humanidad: Úbeda y Baeza. Además del conjunto arquitectónico de la propia capital.
Jaén también es una provincia con un paisaje natural muy bello y reconocible en el entorno nacional, con las sierras de Segura y Cazorla, además de los números parques naturales repartidos por su geografía. Aunque quizá sean los olivos la imagen más emblemática que todos guardamos de las tierra gienenses.
Al igual que le ocurre a sus provincias hermanas, el clima de Jaén se ve influenciado por la cercana presencia del Mediterráneo y por la influencia de la próxima cuenca del Guadalquivir. Además la presencia de las sierras montañosas ocasionan que la diferencia térmica sea notoria a lo largo del año.
La provincia andaluza tiene unos veranos muy cálidos e inviernos fríos y relativamente lluviosos. Además ha sido una de las provincias más dañadas por las lluvias torrenciales del final de verano.
El incremento de precipitaciones y los problemas estructurales comunes en muchas de las provincias de nuestro país, han conseguido que Jaén no sea una excepción en cuanto a problemas de humedad.
Incluso con un invierno bastante seco, los problemas de humedades en la estación de autobuses, en forma de desconchamiento de la pintura y feas manchas de humedad, han llevado al ayuntamiento a plantearse una reforma que lleva demorándose un tiempo.
Del mismo modo durante este verano el consistorio a insistido en obras de remodelación y mantenimiento en los colegios públicos de la capital, para sanear sus estructuras y plantare cara a las humedades molestas.
Problemas similares, e incrementados por las lluvias de las últimas semanas, han tenido el instituyo de la Puerta de Segura o el céntrico aparcamiento del mercado de San Francisco, que se vió inundado. Mejoras para implementar los revestimientos y la evacuación de aguas que mantendrán a raya a las humedades.
Como siempre decimos, cuesta enfrentarse a los problemas desagradables, pero es mejor atacar a la fuente que mirar para otro lado y dejar que empeore la situación.