Combatir el frío del invierno, las borrascas y las precipitaciones puede ser las excusa perfecta para fortificar tu hogar de la forma más eficiente. Siempre acusamos al tiempo de complicarnos el día a día. Cierto es que el frío y la lluvia no son demasiado bienvenidos y añoramos esos días largos de sol y calor. Pero una buena observación y prevención pueden ayudarnos a que las inclemencias meteorológicas sean nuestras aliadas.
A salvo: nieve, llueva o truene
Las ventilación, la orientación de nuestro hogar y el clima de nuestra zona son elementos que influyen en la capacidad de nuestro hogar para mantener la temperatura y que no está en nuestra mano controlar, pero podemos tomar algunas decisiones inteligentes.
Ventilación necesaria
Uno de los síntomas de las humedades por condensación es la presencia de vaho en ventanas y zonas del hogar (por ejemplo el espejo o loza del baño). El principal motor de la condensación es la diferencia de temperatura. Puede parecer que abrir las ventanas en invierno es una locura, pero bajar la temperatura de una habitación al ventilarla disminuye la aparición de la condensación.
No ventilar no afecta a la temperatura (y mantiene a raya a las corrientes), pero pone en bandeja la aparición de humedades por condensación que harán más cara la calefacción, al tener que caldear una habitación con una humedad elevada.
Se estima que subir un grado el termostato incrementa un 5% la factura de la calefacción.
Habitaciones frías
La orientación y el clima influyen en gran medida en la sensación térmica de las diferentes estancias de nuestra vivienda. Las habitaciones de orientación norte, exteriores o que no reciben luz natural son, habitualmente, las más frías. Si encuentras una estancia en tu hogar que no cumple estos requisitos y, sin embargo, es fría quizá deberías buscar humedades.
La sensación de frio (infundada), problemas eléctricos al enchufar dispositivos (por ejemplo, cuando el móvil no carga a la misma velocidad) o pequeños desperfectos en la pintura pueden indicar que tras la pared hay humedad escondida. En el caso de las humedades por capilaridad o filtraciones laterales es posible que el agua se esté filtrando por intensas lluvias, pero también por un problema en las canalizaciones o la fontanería.
En cualquier caso, una habitación con humedades será mucho más difícil de calentar y afectara a tu bolsillo y a tu salud.
Manta y sofá
Cuando hablamos de invierno, y de tardes de sofá y manta, pensamos en confort y tranquilidad. ¿Sabías que muebles y textiles son buenos indicadores de humedades? Detectar habitaciones frías o gotas de humedad en ventanas es algo evidente, pero es mucho más difícil detectar que las toallas tardan en secarse o el mueble del salón empieza a agrietarse.
Materiales como el algodón o la madera son grandes indicadores de la presencia de humedades. Hay veces que las paredes dan menos información que la ropa que usamos a diario.
Cualquier ayuda es buena para detectar un problema de humedades, incluso la de la lluvia y el frío. Ante la duda, lo mejor es recurrir al diagnóstico profesional y a la solución definitiva para pasar un invierno calentito y cómodo.