Una reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, emitida el 3 de Septiembre del pasado 2019, pero conocida hace poco, estima que el olor a humedad en un piso lo hacia insoportable para vivir.
Una curiosa decisión que no ha pasado desapercibida en la provincia catalana, y que de la que se han hecho eco diversos medios. Una realidad no solo de la provincia, si no de gran parte del territorio.
Cuando pensamos en Barcelona es fácil evocar la ciudad condal, todos sus edificios monumentales, su carácter cosmopolita y, en estos últimos años, la inevitable política. Destellos de una provincia que, como el resto, sufren otros problemas que quedan enmascarados por las primeras páginas de los periódicos.
Los vecinos del conocido barrio del Raval en la capital barcelonesa saben lo que es vivir en el anonimato y con graves problemas. La entidad Oasiurbá, una organización sin ánimo de lucro creada en 2018, ofrece su ayuda a los vecinos del Raval como asesoría de vivienda y reformas. La entidad, en la que colaboran arquitectos, abogados o especialistas en derecho laboral, ha puesto el foco en las malas condiciones de los pisos del barrio y de gran parte del envejecido parque de viviendas barcelonés.
Edificios antiguos. Instalaciones antiguas
La mayoría de los edificios de los barrios más conocidos de Barcelona superan los cien años de antigüedad. Los problemas de humedades, en estos casos, pueden suponer un grave problema para la estabilidad estructural de dichos edificios.
No solo se producen humedades por daños en la fontanería o en la canalización. El envejecimiento de los edificios hace que los muros pierdan durabilidad y sean más vulnerables al paso del agua.
Soluciones parciales
En muchos casos, los habitantes de este tipo de inmuebles son familias de bajo poder adquisitivo que recurren a remedios que no pueden paliar el efecto de las humedades y el riesgo de derrumbe del edificio.
Sustituir las instalaciones o recurrir a productos anti humedad son soluciones que tapan algunos de los problemas más graves de dichos inmuebles. Esos primeros pasos para mejorar la habitabilidad de estos edificios son buenas ideas que la asociación Oasiurbá lleva a cabo. Pero, tarde o temprano, habrá que tratar con el problema más grave: la estabilidad estructural.
Una única solución real
El envejecimiento de los materiales y la falta de mantenimiento de este tipo de edificios se suman al clima barcelonés: costero y de una temporalidad acusada debido a los efectos meteorológicos del Mediterráneo.
La única solución definitiva pasa por atacar el foco de las humedades y proteger el inmueble frente a ese tipo de incidencias.
Existen alternativas parciales y parches que pueden alargar la vida del edificio, pero la realidad es que las humedades no desaparecerán hasta que se elimine su origen.
Los vecinos del Raval saben que el problema de humedades no es fácil de solucionar. Por desgracia no es un caso aislado y recurrir a los profesionales en la lucha contra las humedades suele ser la única solución para poder disfrutar de un hogar sano y seguro.