Llegan los días más fríos y húmedos del año, las temperaturas bajan, el gélido aire se cuela por todos los rincones y como consecuencia los cristales se empañan, empiezan a aparecer los primeros desconchones de pintura y comenzamos a observar pequeñas manchas de moho en las paredes.
En este punto, los deshumidificadores se transforman en una herramienta que a primera vista parece casi perfecta: rápida, accesible, de bajo coste y de fácil utilización. Parece que con un bajo coste de inversión, por fin podremos acabar con las humedades en nuestros hogares y por tanto, terminar con el malestar que causa en sus habitantes este desagradable problema.
¿Son los desumidificadores una herramienta perfecta en el control de las humedades?
Pero como siempre hemos comentado en este blog, el uso de este tipo de herramientas, tan sólo es un parche temporal que no soluciona el problema de raíz y mucho menos profundiza en el origen del mismo.La labor de este aparato es eliminar la humedad del ambiente, pero debido a sus reducidas dimensiones, tan sólo puede aplicarse a una zona de nuestro hogar. Por tanto, si existiera un problema global o presente en más de una estancia, tendríamos que hacernos con más de un aparato, lo que aumentaría nuestro coste de adquisición y por supuesto, nuestra factura de la luz.
Otro problema recurrente de este tipo de aparatos, es su sonido, que a la larga puede convertirse en molesto. Imaginemos que un zumbido nos acompañe todas las noches al dormir, ¿no parece del todo agradable, verdad?. Por tanto, tendremos que apagarlo a la hora de acostarnos o cuando estemos realizando trabajos o acciones que requieran concentración, y una vez desconectado, el problema de las humedades volverá a reaparecer.
Y es que al final, contra los problemas derivados del exceso de humedad ambiental, debemos actuar de una forma directa, eficaz y trabajando en el origen del problema para dar una solución definitiva. De otro modo, lo que a primera vista puede parecer una pequeña preocupación que arreglaremos con una inversión reducida, pueda acabar desembocando algo mucho más importante, que a la larga, provoque un gasto notable no sólo de dinero, sino también de tiempo.
Por todo esto, es necesario contar con un equipo de profesionales, con dilatada experiencia, que sean capaces de encontrar el origen del problema, para darle la solución más efectiva y adaptada a las necesidades de cada situación. Porque a nadie le gusta vivir acompañado de malos olores o manchas de moho.
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