Imaginemos un frío día de otoño. Es tarde y llueve en la calle, nosotros estamos arropados en nuestro sofá favorito con una pequeña taza de té, viendo nuestra película preferida, y bajo nuestros pies, la calidez que nos proporciona una alfombra mullida y confortable.
Quizá existan pocas sensaciones tan placenteras como caminar descalzo sobre nuestras alfombras, que estratégicamente colocadas a lo largo de nuestro hogar, impiden que el frío alcance nuestros pies. La calidez que proporcionan a nuestros diferentes ambientes en las épocas más frías, está fuera de toda duda.
Por eso, a muchos de nosotros cuando llega el frío nos viene a la cabeza su imagen, y nos apresuramos a sacarlas para la nueva temporada otoñal, acompañándonos así, durante los próximos meses. Pero aquí se presenta el primer problema: La transformación de la calidez en malos olores y presencia de hongos.
Porque no debemos olvidar que uno de los enemigos naturales de estos elementos (también incluiremos a moquetas) es el agua. La humedad excesiva retenida por las fibras, crea un espacio idóneo para la aparición de moho. Y con su aparición, también vienen los malos olores y las condiciones más insalubres tanto para nosotros, como para todas las personas que habiten en nuestra casa y pasen diariamente por ellas. En el momento que se detecta un olor a humedad en nuestra alfombra, y sobre todo, que esté causado por moho, habrá que poner una solución rápida y efectiva, ya que si no, tendremos que acabar tirándola a la basura.
Pero, ¿como se puede evitar que alfombras y demás elementos no se dañen con el paso del tiempo?.
La respuesta no hay que buscarla en el objetivo en sí, sino en nuestra casa. Al ser un complemento muy relacionado con las estaciones, en épocas primaverales y veraniegas se prescinde de ella y se guarda en algún rincón. Pues bien, el hecho de padecer problemas de humedades no identificados ni solucionados correctamente, conllevará, entre otros aspectos, al deterioro de este tipo de materiales, ya que son muy sensibles a la humedad excesiva.
La aparición de humedades mal tratadas, da lugar a hábitats adecuados para que todo tipo de hongos y bacterias se generen, crezcan y se desarrollen. Y como ya hemos visto, una vez aparezcan, podrán agravar enfermedades de las personas que allí habiten, como el aumento de dolor en articulaciones, alergias, generación de patologías reumáticas y respiratorias… y que estén expuestas a las alfombras contaminadas.
Por tanto, es totalmente imprescindible dar con el origen del problema en nuestra vivienda, y sobre todo, asegurarnos de eliminarlo por completo, pudiendo así, disfrutar tranquilos, de toda la calidez y calor que nos proporcionan las alfombras, en los largos días de frío.