Ahora sí que estamos en plena primavera, con el inicio del mes de abril, damos la bienvenida a una de las estaciones del año más inestable; lluvias, tormentas, altas y bajas temperaturas, buen tiempo…
La lluvia es muy positiva tanto para aumentar las reservas de agua como para los cultivos, así como para limpiar la atmósfera, entre otros. Pero si para algo es negativa la lluvia es para la proliferación de las humedades. Esta climatología hace que las edificaciones sean más susceptibles de padecer humedades estructurales, tanto las que aparecen por primera vez, como las que se reactivan cuando llegan las precipitaciones.
CONSECUENCIAS DE LAS LLUVIAS
Las humedades pueden aumentar hasta un 40% en épocas de lluvias y en los meses más fríos, según datos de Murprotec. La humedad por condensación es uno de los problemas más frecuentes que padecen las viviendas durante los meses de invierno. Esta patología se genera debido a las excesivas impermeabilizaciones en los edificios derivada por la hermeticidad de carpinterías; el bloqueo de la transpiración necesaria de los muros; no airear bien las habitaciones y, sobre todo, realizar tareas domésticas a diario como cocinar, ducharnos, planchar, etc., que hacen que se produzca un excesivo nivel de vapor en el ambiente y se genere la condensación del agua.
Asimismo, las constantes lluvias que están teniendo lugar durante estos meses pasados provocan en muchos casos humedades por capilaridad. El terreno tiene que absorber mucha humedad y los muros de los edificios –que poseen una gran capacidad de absorción del agua subterránea– filtran el agua como si fuera una esponja. Y es en esa fase, cuando los materiales en contacto con el agua subterránea y con la tierra húmeda dejan subir la humedad por sus paredes y capilares, provocando humedades que pueden llegar al metro y medio de altura.
Las humedades por filtraciones también son muy comunes en esta época y suelen aparecer en los garajes, sótanos y plantas bajas. Aparecen cuando el agua presente al otro lado de un muro penetra dentro del edificio a través de la pared de forma lateral. Por ello, todas las estancias en contacto directo con la tierra sobre la que esté construida el edificio son muy sensibles a padecer este tipo de humedades.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
No debemos esperara a que sea demasiado tarde para arreglar las humedades. Una continua exposición a las esporas que genera los hongos y moho producidos por la humedad pueden perjudicar gravemente nuestra salud, causando enfermedades respiratorias como el asma, bronquitis, e incluso alergias. Cualquier momento es bueno para poner fin a las molestas consecuencias que tiene las humedades estructurales en la edificación.