Grietas en las paredes, comedores que huelen mal o pintura desquebrajadas en las paredes y pavimentos de las aulas, son algunas de las asignaturas pendientes que decenas de centros públicos de infantil, primaria, secundaria y bachiller en España tienen con la humedad estructural. El mantenimiento de los edificios que conforman los colegios es una tarea imprescindible para evitar la proliferación de los problemas y consecuencias provenientes de humedades estructurales. Numerosas agrupaciones de AMPA de todo el país advierten de la necesidad de reformas en la infraestructura y exigen al Gobierno central un aumento de los presupuestos generales en materia de educación para este hecho el próximo año 2015.
Ya sea por un problema de condensación de agua en el comedor o lavanderías; por la infiltración en cimientos y muros no aislados que da lugar a la penetración de la humedad del terreno en la construcción; o bien por el fenómeno de la capilaridad, las escuelas no pueden permitirse tener humedades. Al fin y al cabo, esta patología estructural de los edificios afecta a la salud de los más pequeños. Por ello, en cualquiera de los casos hay que poner remedio eficaz.
Posiblemente, la situación económica actual no ayude a la rehabilitación y mejora de estas construcciones, pero es que hay centros públicos que no reforman sus espacios desde la fecha de apertura. En este sentido, puede que muchos de los colegios de nuestro país no hayan aclimatado sus instalaciones desde hace más de cuarenta años; motivo más que razonable para el surgimiento de humedades estructurales en la edificación de estos centros públicos.
No poner remedio a las humedades puede provocar graves riesgos en el sistema inmunológico de los más pequeños de la casa. Las humedades por capilaridad en suelos de madera o la infiltración en muros de piedra, por ejemplo, provoca la aparición de manchas de moho. Cuando esto ocurre, los casos de alergias aumentan y, en situaciones extremas, pueden desembocar en enfermedades infecciosas a través de los pulmones, sistema nervioso, esófago e incluso consecuencias dañinas en los ojos de los niños. De hecho, si hay gran cantidad de moho en techos y paredes el porcentaje de afección es mayor y, al respirarlo, puede provocar desde infecciones en la piel a futuros problemas respiratorios, como las alergias, que pueden convertirse en un achaque para toda la vida.
En cualquier caso, el problema de humedad se sufra en las aulas o en el hogar, es necesario consultar con expertos como Murprotec, líder en Europa en tratamientos anti humedad, para que diagnostiquen el foco y den la solucionen lo antes posible, sin poner a nadie en riesgo.