Eso que dicen las abuelas de que con el cambio de tiempo afloran los dolores dormidos parece que no es tan mito como se pueda pensar. Cuando bajan las temperaturas las operaciones, las cicatrices o lesiones pasadas duelen más. Una consecuencia del invierno que sufren en mayor medida los pacientes con dolencias reumáticas. Puede que no suene a chino, pero el reuma no es más que una enfermedad sistémica crónica. Esto es, se produce la inflamación del líquido de las articulaciones, que puede originar la inflamación de las superficies óseas que participan en ellas, así como los tendones, o las vainas tendinosas –rodean los tendones y tienen como función principal minimizar el roce entre el tendón y los tejidos que están a su alrededor-. Aunque sus causas no se conocen con certeza por el momento, la fisioterapia se perfila como uno de los tratamientos más adecuados y eficaces para la artritis.
No se sabe por qué una persona puede llegar a sufrir de alguna de las enfermedades relacionadas con las articulaciones pero sí que se conocen las circunstancias que agravan o empeoran los síntomas. Además de la hinchazón y el dolor en las articulaciones, la artritis afecta a los movimientos, limitándolos, y produce el temblor de las extremidades, sobretodo de las manos. En aquellos casos en los que la enfermedad es más grave, las dolencias reumáticas también provocas la pérdida progresiva de la fuerza y la deformación de las partes del cuerpo afectadas, llegando a impedir el movimiento con normalidad en la persona. Ya sabemos que el fisioterapeuta es una buena opción para aliviar estos síntomas, pero qué condiciones no les favorecen.
El frío y la humedad son dos de los motivos por los que las personas con problemas reumáticos sufren más dolores en esta época del año. Dolores que se incrementan más todavía si viven en un lugar con un ambiente demasiado húmedo o en su casa hay fuertes corrientes de aire frío entre las habitaciones. De ahí que sea fundamental para estos pacientes eliminar cualquier exceso de humedad de su hogar, ya que ésta no le hace bien ni a su salud ni a la de la estructura de la vivienda. Del mismo modo que los habitantes de casas con estos problemas ven como sus dolores van en aumento a medida que crece el nivel de humedad ambiental, los cimientos y muros de la construcción también sufren, pues van deteriorándose a medida que el agua se aloja en ellos.