Cuando se presentan las vacaciones, a todos nos encanta planificar nuestros dias de descanso. Unos prefieren ir unos días a rutas por la montaña y otros se decantan por disfrutar el sol cerca del mar (ahora que por fin comienza a mejorar el tiempo). Todo esto, con el objetivo de volver a recuperar nuestras rutinas del día a día con todas nuestras energías renovadas por esos días de descanso.
Después de un mes de marzo cargado de precipitaciones y frío, toda esta tranquilidad que nos traemos de las vacaciones, puede llegar a contrastar con la llegada a nuestro hogar por no haber solucionado un problema que ya observamos, pero que no dimos la importancia necesaria.
Hay pocas sensaciones tan desagradables como la que podemos sentir al enfrentarnos a ese olor tan característico que otorga la humedad o a esas manchas en la pared de nuestro garaje o salón que tanto daño hacen a nivel visual. Venir con la mejor de las predisposiciones y encontrarse con esta situación puede desmoralizar a algunas personas y hacer que retomar la rutina sea aún más duro y difícil de lo que habíamos imaginado.
“Y ahora que vuelvo a casa, tengo que arreglar este problema de humedades” a veces es complicado y difícil de asumir.
Presencia de moho y manchas negras en las paredes o esquinas son algunos de los síntomas más comunes con los que nos podremos encontrar si no hacemos “los deberes” de una manera efectiva.
Y es que como dicen, es mejor prevenir que curar. Por esto, antes de marcharnos, es necesario comprobar que no hay ningún rastro de cualquier signo de humedad, evitando así, dejar nuestra casa en manos de tan despiadado enemigo.
Además, también hay que tener claro, que no bastan los pequeños remedios caseros para solucionar problemas posteriores y que sólo con la mejor de los diagnósticos, podremos poner fin a nuestros problemas.
Pero si ya es demasiado tarde y la humedad ha hecho acto de presencia, tendremos que actuar con rapidez, ya que aún habrá forma de solucionarlo.
Y es que conocer el origen de los problemas, es el mejor de los comienzos para poner punto y final a nuestros problemas de humedades. Y nada mejor para esto, que realizar un diagnóstico eficaz y efectivo de nuestra situación particular. Porque no existen dos casos iguales.
Y es que los efectos de una humedad mal tratada, pueden ser devastadores para nuestro hogar. Pudiendo abarcar desde un simple parqué estropeado o una mancha antiestética en la pared, hasta poner en riesgo nuestra salud y la de las personas que nos rodean (incluso la estructura de nuestro hogar).
Las vacaciones están destinadas al descanso y deben alejarse al máximo de toda preocupación que pueda entorpecer nuestra tranquilidad. Por esto, antes de marcharnos es importante planificar y comprobar el estado de nuestras paredes, armarios, cocinas, baños, sótanos y demás estancias con la finalidad de evitar cualquier sorpresa de última hora.
Porque aunque tú te vayas de vacaciones, la humedad no se toma descanso, y cuando vuelvas, allí estará.