La memoria olfativa de los seres humanos es una de las más potentes. Nuestros receptores olfativos mandan información a nuestro cerebro cuando captan algún olor, y ese aroma se asocia automáticamente con una sensación y un recuerdo. Eso hace que reaccionemos de manera positiva ante algunos olores y negativa ante otros.
Quizá uno de los sentimientos unánimes en cuanto a olores desagradables, sea el olor a perro mojado. Muchas veces se asocia ese aroma a la falta de higiene del animal o al descuido por parte de los dueños, pero nada más lejos de la realidad.
Los perros tienen unas glándulas que producen sebo para proteger la piel de la deshidratación. Esto origina que ciertas bacterias benignas se alimenten de esa grasa y protejan la piel del animal. Uno de los efectos añadidos es tan simple como la emisión de algunas partículas que no podemos detectar, salvo en un caso: cuando se presenta el agua.
Por eso cuando sacamos a nuestro perro a pasear y vuelve mojado, somos capaces de detectar ese olor tan característico, proveniente de las partículas que expulsan las bacterias y que detectamos al entrar en contacto con el agua. La cantidad de líquido necesaria es muy pequeña para que el olor se haga presente.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de lo perjudicial de las humedades en nuestros amigos peludos. El moho, los ácaros o el exceso de humedad son tan perniciosos en los animales de compañía como en nosotros mismos, con algunos agravantes.
En el caso de los perros, sobre todo en razas de pelo largo, detectar un continuo mordisqueo del perro, hasta el punto de provocarse heridas, puede ser síntoma de un problema de humedades.
También las infecciones de odio son muy comunes cuando hay presencia de moho o exceso de humedad. Motivos que incomodaran a nuestra mascota.
Es por eso que la presencia de ambientes húmedos o la evidencia de problemas de humedad pueden generar que nuestro animal de compañía emita ese olor tan característico y que gastemos dinero en productos de higiene o el veterinario sin motivo y sin solución. Cuando la respuesta puede estar en un lugar que nada tiene que ver con la piel o el pelo de nuestra mascota.
Un ambiente propicio y protegido de humedades es beneficioso para ti y los tuyos, incluyendo también la salud e higiene de tu mascota.