¿Dónde deben guardarse los medicamentos? Un cajón del salón abarrotado de tratamientos antiguos -algunos seguro que ya con la fecha de caducidad vencida- en el botiquín del baño o en la mesita de noche. Pero, ¿son esos los mejores lugares para conservar productos tan delicados? Puede que no le salgan moho como al queso o que no se pongan rancias como las galletas y patatas fritas abiertas, pero lo mismo una mala conservación provoca cambios en sus componentes que afectan a misión: mejorar síntomas que dañan la salud.
Las recomendaciones más comunes sobre la conservación de medicamentos pasan por evitar tenerlos en lugares húmedos y donde la luz del sol incida directamente, dando lugar al aumento de la temperatura allí. Esta última no es difícil de cumplirla, con no tener las medicinas en la guantera del coche o al aire libre en el jardín sería suficiente. Sin embargo, la primera es una cuestión más farragosa. En primer lugar porque es difícil saber el nivel de humedad que existe en un cajón y, en segundo lugar, porque es invisible.
A priori, son el baño y la cocina los lugares del hogar donde más humedad se concentra en el ambiente. El vapor de agua proveniente de las cocinas y las duchas colapsan el aire de partículas de agua; o, lo que es lo mismo, aumenta el nivel de humedad ambiental en la habitación y comienzan los problemas. Proliferación de moho al haberse creado un ambiente propicio para ello ovaho continuo en los cristales. Se trata de humedad por condensación; un caso más o menos evidente de este tipo de problemas. Por lo que, los medicamentos no deben guardarse en estos lugares, si queremos que sigan teniendo el efecto beneficioso para el que fueron concebidos.
Sin embargo, no todos los problemas de humedad que pueden alcanzar a las medicinas son igual de evidentes. Si ésta procede de la tierra, bien por la mala impermeabilización de cimientos y muros o por la entrada de agua a la estructura de la construcción en las plantas subterráneas por la presión que ejerce el terreno, también carga el aire de humedad, con consecuencias igual de dañinas; sobre los medicamentos, la salud y el hogar en general.
De ahí la importancia del diagnóstico eficaz. Con una búsqueda profesional del origen de los problemas de humedad se evitan, para siempre en el caso de Murprotec, que las cremas se vuelvan más viscosas, las pastillas pierdan solidez y lleguen a romperse y, lo que es peor, que las sustancias medicinales vean como sus principios activos contra la enfermedad se modifican por el efecto que el exceso de humedad tiene sobre ellas.
